Con el paso de los años, aparecen diferentes problemas de salud, entre los que podemos destacar la pérdida de audición. Y cada vez, aumenta más el número de casos en la tercera edad. Según la OMS, 360 millones de personas de todo el mundo, lo que representa a más del 5% de la población, sufren pérdida de audición discapacitante. Entendemos por pérdida de audición discapacitante una pérdida de audición superior a los 40 dB en el oído con mejor audición en adultos y superior a 30 dB en niños. De esos 360 millones, 328 son adultos.
Aproximadamente una tercera parte de las personas mayores de 65 años padece este tipo de pérdida auditiva. Países que se encuentran en Asia meridional, Asia-Pacífico y el África subsahariana son los que tienen un índice mayor de personas de la tercera edad con pérdida de audición discapacitante.
El envejecimiento no lleva unido la sordera, pero lo que sí es cierto es que cuando vamos cumpliendo años, el oído se va deteriorando poco a poco. Además, existen otras causas que provocan la pérdida de audición: causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos o la exposición a un elevado ruido.
Al no poder comunicarse bien, ni comprender lo que el resto está diciendo, las personas mayores sufren cambios importantes en la vida cotidiana que puede desembocar en otro tipo de problemas como aislamiento social, tendencia a la depresión, aumento del estrés…
Otro tipo de pérdida de audición es la presbiacusia, es decir, la pérdida progresiva de la capacidad auditiva que se debe al deterioro del sistema auditivo. La presbiacusia está muy ligado al paso de los años, pero existen otro tipo de factores que la provocan: traumatismos, hipertensión, diabetes…
¿Cómo actuar? Entre los 60 y 65 años es cuando suele aparecer esta pérdida. Es fundamental estar alerta y atender a determinadas pistas para reconocer los síntomas que nos van avisando de la pérdida de audición y así poner remedio. Debemos acudir a un centro especializado donde nos hagan un estudio y nos asesoren sobre el tipo de audífonos que existen. Así, evitaremos los problemas cotidianos a los que se enfrentan las personas que sufren pérdida de audición y que son uno de los factores que más condicionan en el día a día.
Audioprótesis
Cada vez los audífonos avanzan más gracias a la tecnología, lo que nos permite personalizarlo según el paciente: se adaptan a ti dependiendo del entorno, la actividad y la pérdida auditiva que tengas.

BTE o retroauriculares: son los más cómodos y muy fáciles de poner. Se colocan detrás de la oreja y están fabricados a medida para que encajen a la perfección en tu oreja.
ITE, ITC y CIC: son los más discretos ya que se colocan dentro de la oreja y están diseñados a medida para ajustarse a la forma del oído.
RITE: combina los beneficios de los audífonos BTE y los CIC, perfeccionando la calidad de sonido y diseño. Son prácticamente invisibles.
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